Es furia lo que en la ciudad
se observa. Gentes, ruidos, pero sobresale el engaño. Más denso que la niebla y
el smog, envolviendo a los hombres. Y en el enorme laberinto, dos amantes que
juegan a esconderse, que huyen uno del otro y no saben de qué huyen.
Y en algún punto han de
encontrarse, para decirse lo que sus labios pactarán con un beso arrebatado y
en silencio. La promesa implícita que los años arrastraron. Y entonces, él la
tomará, ella se entregará y se pertenecerán mutuamente.
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