Hola. Soy yo. La que en algún momento de la vida fue tu "amor", tu "bebé", tu "flaca", o cualquier apodo cariñoso por el que me hayas llamado. Si estás leyendo esto es porque en algún momento compartí mi vida contigo, tal vez fuiste el primero, el segundo o el último, pero fuiste importante y dejaste una huella en mi corazón. Hoy, que estoy sola y que recuerdo mis relaciones pasadas, vino a mi mente tu recuerdo, y sonreí, porque decidí evocar los buenos momentos y no recordar los motivos que hoy no nos permiten estar juntos. Gracias por las risas, los mensajes, las caminatas, las veces que me llevaste a mi casa, o las que me quedé dormida a tu lado. Gracias por velar mi sueño, por darme chocolates o por ver conmigo la luna, al menos una vez. Si alguna vez te he amado, sabes que fuiste afortunado, pues aunque -como todos- tengo defectos, también soy dueña de un gran corazón en el que viviste el tiempo que haya durado lo nuestro. Sobre todo, gracias por darme la oportunidad de amar, de dar hasta sangrar, de llorarte hasta empapar mi almohada, de pensar en ti con cada canción, de prepararte sorpresas y de soñar planes contigo. Gracias, porque me preparaste para mi próximo amor, porque me hiciste borrar las cicatrices de los anteriores y porque me hacías sentir hermosa. Hoy decidí que, si de cuando en cuando te recuerdo, quiero ver lo bueno y no lo malo, incluso puedo llegar a extrañarte, porque siempre te llevaré dentro de mi.
Si estás leyendo esto, quizás fuiste mi primer, mi segundo o mi tercer novio, quizás nunca lo fuiste, quizás no estaba claro. Pero te amé y tú me amaste, y siempre habrá un lazo que nos una, en cualquier canción, en cualquier esquina o en cualquier aroma que nos atestiguó.
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