He aprendido a acompañar mi café con un cigarro. A caminar
sobre el lado derecho de la banqueta, y no debajo de ella. He aprendido a andar
en motocicleta, a dormir acurrucada, pero no incómoda, a usar frases y dibujitos que ni
sabía que existían.
Aprendí a amar canciones de géneros que antes no escuchaba,
a compartir mi música y mis gustos, y a comer las palomitas sin catsup. A tomar
más Coca que agua, a cruzar la calle a brincos y a dejarme el cabello suelto,
hacia un lado.
Puedo aprender más cosas, así como aprendí el dolor de una canción, a no dedicar ninguna de Ornelas, a que me hicieran mole de desayuno, a guardar recuerdos de viajes, a encajar (o no encajar) con cuñadas y suegros.
Lo que aún no he aprendido, es a ser prudente, a amar con
medida y a pensar en mí antes que en otra persona. Ni creo aprenderlo nunca…
No hay comentarios:
Publicar un comentario