-Puedo sorprenderme a mí misma cuando de jugar su juego se trata.
-¿Estás segura de que quieres jugar su juego?
-¿Porqué no?
-Porque tú eres mucho más que eso. Porque hacerlo significaría volverte igual, ser así de miserable.
-Es distinto. La diferencia radica en las intenciones.
-No hay diferencia.
-Tal vez no. Pero me divierte de todas formas.
-Eso es lo preocupante. Cuando comienza a gustarte.
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