Retrospectiva: dícese de la palabra que te lleva al pasado. Que te hace comparar el punto del que partiste al que alcanzaste en la actualidad. En mi caso, generalmente una retrospectiva de vez en cuando es buena, porque sé que he mejorado mucho a lo largo del tiempo... Pero no en todos los sentidos. Puede que he mejorado yo, pero mi vida tiene fragmentos que todavía no ceden los cabrones. Cuando se tiene todo -o aparentemente se tiene todo- no hay porqué mirar atrás; no hay algo qué valorar. Pero cuando hay una carencia es cuando volteamos a nuestro viejo amigo el pasado, y ahí si: "¿Porqué me paso esto? ¿Porqué a mi? No me lo merezco. Hubiera. Hubiera, hubiera, hubiera..."
La realidad es que la vida es una serie de actos y consecuencias, de acciones y reacciones. Aunque muchas veces se torna impredecible, la mayor parte se puede controlar: depende de nosotros.
Así como depende de nosotros, que la próxima vez que nos asomemos a nuestra vida en retrospectiva, sea en picada, sabiendo que estamos mucho más arriba que aquel día. Y si no es así, nunca es tarde para empezar a escalar.
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