domingo, 3 de marzo de 2013

Piezas que duelen.

Y es que a veces duele. Inexplicablemente pero duele, muy hondo el pecho se contrae y ya no se siente igual. Sólo se siente el vacío. ¿Pero porqué surge este vacío, si todas las piezas están acomodadas en su lugar? Ahí es donde te das cuenta que el lugar de cada una ya no le corresponde más, que el hueco ha cambiado y ya no embona nada igual. Es inexplicable pero duele, y cala el pecho como si fuera la misma noche que lo aplastara con su manto azabache. Le falta agua al mar, le sobre aire al viento, y nada tiene sentido. Sería tan complejo como explicar el universo. Pero duele.

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