¿Y si supiera que aún suspiro, perdiendo la mirada, con el cielo de testigo?
Pensaría que, como todas, mi vida pende en torno a su brillo,
y que en noches de cielo opaco, mi vida acaba, y no respiro.
Mas no es la luna, ni es su brillo, ni es su encanto vespertino;
es que en noches como esta, aún recuerdo, que en sus ojos me he perdido.