¡Ya no más! Pensaba mientras se encogía en el frío piso del rincón de la habitación. Y sentía cómo la tristeza, el añoro y la rabia iban subiendo por su garganta buscando una salida. Se incorporó de golpe al sentir que estaba a punto de vomitar.Todo le dio vueltas. La habitación se convirtió en una coctelera que no dejaba de moverse. Abrió una ventana y tragó el aire a bocanadas, pero algo en el pecho le impedía que el oxígeno entrara, y la desesperación creció. Se tiró a la cama y lloró y gritó con todas sus fuerzas, pero las lágrimas tampoco salían. Entonces, creció su coraje, y se puso a analizar muy seriamente qué demonios estaba mal con ella. Todo, se decía. Estoy jodidamente mal en todos los aspectos.
Y cayó en un sueño profundo, en el que creyó con alivio haber muerto, pero las pesadillas le pintaban las sientes para recordarle que seguía viva.